viernes, 28 de junio de 2013

EL 24 DE LA CARRETERA TE-903. Aquel improvisado hito en el camino. (27 de Abril de 1996)



Desgraciadamente este hito kilométrico ya no existe. Tampoco la carretera tiene esa denominación. Ni siquiera los kilómetros coinciden. Acabo de mirarlo detenidamente a través de Google Maps. No esperaba otra cosa, desde luego. Han transcurrido diecisiete años desde que se capturó esta imagen, en una fría mañana de abril de 1996 y a casi 1.500 metros de altitud. Había una canción, o la letra de un tango, que decía que veinte años no es nada. Pues a lo mejor veinte años no son nada, pero diecisiete desde luego que sí que lo son. Y se notan. El personaje que aparece sentado en lo alto del mojón kilométrico local sí que lo nota. Se trata del mismo que está escribiendo estas líneas en estos momentos y a muchos kilómetros de distancia del lugar en donde fue tomada la fotografía. Entonces no le interesaban especialmente -no me interesaban especialmente- estos vestigios históricos de las carreteras españolas, quizá porque por aquellas fechas en las que él -yo- vivía casi literalmente en la carretera resultaba todavía relativamente frecuente su presencia, aunque ya hubiesen caído en desuso. De hecho números y letras están muy difuminados por el paso del tiempo y sólo la pintura amarilla característica parecía resistir los embates de los años y la intemperie.

Nos encontrábamos en el término municipal de Noguera de Albarracín (Teruel), algo que he descubierto ahora y que desconocía entonces, y precisamente a 24 kilómetros del propio Albarracín, en donde un grupo de amigos motoristas habíamos establecido nuestra base de operaciones para movernos por esta abrupta y hermosa serranía durante el fin de semana del 26 al 28 de abril de 1996. Aquella mañana destemplada nos dirigíamos a visitar la localidad de Orihuela del Tremedal, lugar en donde al parecer terminaba esta carretera, la TE-903, que probablemente ya entonces tampoco se denominaba así. Viajábamos tres motos y cinco personas, esto es, dos parejas amigas habituales y yo, antaño un viejo lobo solitario de la carretera, más o menos, y seguramente el que abría la marcha era el que esto escribe, en su contrastada condición de diseñador de las rutas y organizador general de estas escapadas de fin de semana a lo largo y ancho de toda la geografía nacional. Y como el que abre la marcha es el que suele decidir espontáneamente los lugares en donde detenerse, según su capricho o arbitrariedad, yo elegí este paraje -el Alto de Noguera- en cuanto lo vi. Supongo que me llamó la atención sobre todo la anchura de la carretera y lo sosegado del paisaje después de varios kilómetros de curvas y angosturas cerradas a través de los bellos desfiladeros del río Guadalaviar (o Turia) que nos iban marcando el camino hasta entonces.




Pero también debió de parecerme interesante la extraña construcción de ladrillo dedicada a alguna advocación religiosa, tan típica de las carreteras de Aragón (desconozco su nombre, y si algún amable aragonés o alguien de otro lugar que lo conozca nos lee por aquí y nos puede ilustrar al respecto, sería muy de agradecer)*, y que yo, en mi ignorancia, siempre le he encontrado ciertas reminiscencias con las antiguas picotas que proliferaban en los caminos medievales y renacentistas, en donde, como es bien sabido, se exhibían las cabezas de delincuentes recientemente ahorcados o degollados para aviso y coacción a viajeros y gentes de paso acaso proclives al delito o a la tentación de cometerlo. 




Ocultaremos, siquiera burdamente, los rostros de quienes compartieron conmigo aquella excursión, para el caso probable de que no desearan aparecer en este reportaje y para ganar tiempo evitando tener que consultárselo ahora. Pero lo que nos interesa realmente son esta especie de columnas de ladrillo rematadas por un nicho u hornacina que parecen albergar alguna imagen o talla piadosa del culto local.* Ignoramos su verdadero nombre, como queda dicho, si bien suponemos que su intención es protectora para el viajero, sea devoto o no de la imagen o figura religiosa exhibida -y convenientemente protegida de hurtos y sacrilegios por unos pequeños barrotes, como podemos ver- y constituye un recordatorio de que en los alrededores se encuentra alguna ermita o santuario relacionado, en este caso sólo el área recreativa Virgen del Carmen. VER ENLACE EN GOOGLE MAPS.


El hito kilométrico, sin embargo, dio bastante más juego, pues era posible subirse o posar junto a él de una manera más natural para las fotografías (analógicas, por supuesto, que la tecnología digital aún estaba por inventarse o por lo menos desarrollarse). En su cara norte, como se aprecia en la imagen, todos los caracteres del mojón estaban completamente borrados, y fue una suerte que en la otra fueran todavía visibles para rescatar la memoria de este elemento viario ya desaparecido.



La provincia de Teruel es una de las más despobladas y desconocidas de España, y concretamente la comarca de Albarracín tiene seguramente una de las menores densidades demográficas de la provincia y del país, de tal suerte que es posible rodar durante decenas de kilómetros por estas hermosas carreteras, a más de 1.000 metros de altitud, sin cruzarse con ningún vehículo ni encontrar presencia humana alguna. Sin embargo, pese a ello, alguien se llevó, destruyó, o hizo desaparecer para siempre del lugar nuestro hito kilométrico. Cotejando las imágenes de 1996 con las tomas contemporáneas de Google Maps se observa que ni la carretera ni el entorno han sufrido obras, movimientos de tierras u otras alteraciones significativas que justificasen la desaparición del hito 24 de la antigua TE-903. Incluso es posible observar también que tanto la señal de peligro de desprendimientos como la de peligro de incendio se han conservado, considerablemente más deteriorada esta última. Y por supuesto también ha sobrevivido la columna de ladrillo dedicada al culto o advocación religiosa.








Diecisiete años después, a la vista de las fotografías originales, es llegado el momento de hacer justicia y salvar del olvido eterno al hito 24 de la TE-903. Lo reproduciremos fielmente en barro y a escala 1:10, por supuesto, como es nuestra costumbre. Y no sólo eso. Nunca repetimos la misma pieza, de modo que haremos también las réplicas de los hitos contiguos, anterior y posterior, el 23 y el 25, aunque no tengamos constancia de que existieran en aquel momento. O por lo menos nosotros no los vimos, o no los recordamos ahora. Pero es posible que algunos de quienes participaron en aquella excursión motorista tengan interés en conservar una miniatura artesanal. O tal vez otras personas ajenas en el tiempo y en el espacio a aquella carretera turolense. Es todo simbólico, desde luego, pero la nostalgia o el culto al pasado a menudo nos sorprenden con estas pequeñas y agradables cosas.

*Finalmente, consultando detenidamente por internet, hemos descubierto que tales monumentos religiosos típicos de la comarca de la Sierra de Albarracín se conocen con el nombre de peirones. En este enlace es posible encontrar más información sobre el tema: PEIRONES DE LA SIERRA DE ALBARRACÍN.

Y más concretamente el de Noguera de Albarracín se encuentra detalladamente descrito aquí: PEIRÓN VIRGEN DEL CARMEN DE NOGUERA.