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miércoles, 28 de septiembre de 2016
martes, 20 de septiembre de 2016
ANTIGUAS CARRETERAS COMARCALES DE ESPAÑA
Lista completa de todas las antiguas carreteras comarcales de España
En ocasiones, a los aficionados de la carretera como nosotros nos interesa averiguar la historia de algunas carreteras españolas en concreto, y algunos de los aspectos que queremos hallar son qué denominación o clave tuvo esa carretera antes de tener la actual, por dónde pasaba, etc. Pero hoy en día, a cualquier aficionado que le interese el tema y no disponga de mapas antiguos u otro material similar le puede resultar complicado determinar las claves y el trazado de las carreteras comarcales (incluso a nosotros nos ha costado alguna vez), debido a que han pasado décadas desde que esta categoría de carretera y sus claves desaparecieron, siendo sustituidas por otras claves tanto de carreteras nacionales como autonómicas y provinciales.
Por ello, nos ha parecido conveniente recopilar en un solo lugar y de forma organizada y veraz toda la información posible acerca de estas antiguas carreteras, poniéndolas a disposición de cualquier persona que desee obtener cualquier dato de estas carreteras.
No solo incluimos la lista completa, sino que proporcionamos además una explicación acerca de qué eran estas carreteras, cuando surgieron y cuáles eran las reglas que regían su numeración.
Por ello, nos ha parecido conveniente recopilar en un solo lugar y de forma organizada y veraz toda la información posible acerca de estas antiguas carreteras, poniéndolas a disposición de cualquier persona que desee obtener cualquier dato de estas carreteras.
No solo incluimos la lista completa, sino que proporcionamos además una explicación acerca de qué eran estas carreteras, cuando surgieron y cuáles eran las reglas que regían su numeración.
jueves, 1 de septiembre de 2016
AQUEL VIAJE QUE CAMBIÓ NUESTRO DESTINO. (1 de agosto de 1936). 8ª Entrega
Un relato de Route 1963
A las once menos cuarto de la noche llegamos a la Glorieta de Cuatro Caminos. Mi hermano Juan había decidido tomarse un margen de tiempo para analizar el terreno antes de proceder con la operación en sí, como él la denominaba, y que no consistía sino en arrebatarles por sorpresa a los milicianos la Brough Superior y salir huyendo a toda prisa en dirección a la carretera de Valencia. Sin embargo no entraba en nuestros planes el llegar a este lugar con tanta antelación, circunstancia que nos exponía en exceso a un riesgo innecesario, pero no tuvimos mejor alternativa, porque a última hora las cosas se nos complicaron peligrosamente en la pensión, hasta el punto de que llegamos a temer que no saldríamos vivos de ella.
La tarde había sido larga y tensa en nuestra habitación, sofocados de calor y mareados con los vapores emanados de la pintura negra empleada en la confección de las tres placas de matrícula falsas con las que pretendíamos camuflar la verdadera identidad de la inglesita. Y es que en su origen, según me explicó Juan mientras dibujaba con esmero los caracteres de las placas apoyando los antebrazos en la mesilla de noche, aquella motocicleta llevaba matrícula de San Sebastián y pertenecía a un aristócrata vasco en viaje de placer hacia Cádiz, toda una aventura sólo adecuada para chalados ociosos dispuestos a padecer calamidades en las deficientes carreteras españolas de la época. A la altura del puerto de Somosierra, en la entonces denominada carretera de Irún, el hombre había partido una biela, viéndose obligado a continuar hasta Madrid con la moto remolcada en un camión, y así es como la Brough Superior llegó al taller de mi hermano unos días antes de estallar la guerra. A la espera de la oportuna reparación del motor que le permitiese continuar su viaje hasta Cádiz, el desahogado aristócrata había tomado alojamiento en uno de los mejores hoteles de la capital, en donde no fue posible localizarle después del 18 de julio, cuando ya tenía la moto reparada. Nadie supo dar razón de su persona, ni dentro ni fuera del hotel. Si no le habían asesinado, probablemente habría huido precipitadamente sin dejar el menor rastro, así es que la inglesita quedó aparcada en un rincón del taller cogiendo polvo, y fue en ese momento cuando Juan tuvo la idea de tomarla prestada para marcharnos a Valencia. El resto de la historia es conocido: milicianos armados irrumpieron un día en el taller, mataron a uno de los operarios, requisaron la moto junto con otros vehículos y después incendiaron el local.