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sábado, 6 de febrero de 2016

ESPAÑA EN LA CARRETERA (1961)




En 1959 se crea en España la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, que viene a sustituir en las tareas de vigilancia y control de las carreteras a la Policía Armada y de Tráfico (PAT), denominación oficial de la policía gubernativa creada por el nuevo Régimen vencedor de la guerra civil. No parece, por tanto, que la sección policial o los miembros del Cuerpo derivados a las labores del tráfico constituyesen una policía de carretera excesivamente cualificada ni específicamente formada para esta tarea, de todos modos no tan estratégica en la época, ante el modesto volúmen del tránsito rodado en la posguerra como consecuencia de la escasez de vehículos, repuestos y combustible. En cambio, su nombre genérico de Policía Armada (los temibles grises), resultaba tan intimidatorio como redundante, muy del gusto del Régimen, como si fuera posible concebir acaso una policía desarmada, y menos aún en aquel Estado militarizado y autoritario que sólo podía sostenerse por la fuerza y la represión del Ejército y de otros cuerpos de seguridad.



Con la creación de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, en cambio, ya se apuesta decididamente por un Cuerpo exclusivo y cualificado orientado a las labores específicas de una policía de carretera propiamente dicha, si bien la Benemérita llevaba patrullando por los caminos y carreteras españolas a pie, a caballo o en bicicleta desde su fundación, un siglo antes.

A mediados o finales de la década de los cincuenta comienza en España el fenómeno conocido como desarrollismo, que tanto habría de cambiar la realidad económica y social del país, y cuyo reflejo obviamente habría de sentirse también —y sobre todo— en sus vehículos y carreteras. De una parte, la irrupción del turismo internacional en un entorno favorable de sol, playas, paisajes y excelente gastronomía a precios muy asequibles para los visitantes procedentes de naciones con mayor renta per cápita. De otra, la imparable motorización española, que comenzaría en 1957 con la aparición del popular Seat 600 y que se iría ampliando en años sucesivos con la fabricación nacional o la importación de otros modelos utilitarios de diferentes marcas. Sin embargo, España seguía siendo todavía un país en vías de desarrollo —un eufemismo para soslayar la realidad de que se trataba de un país subdesarrollado—, con unas infraestructuras obsoletas e ineficientes para las necesidades modernas de los tiempos que ya se avecinaban.

La mayor parte de las carreteras eran tercermundistas, y aunque se habían empezado a acometer ambiciosas mejoras muy limitadas de presupuesto, la red viaria nacional difícilmente podía adaptarse a las necesidades de comodidad y seguridad que demandaba el notable incremento del tránsito rodado. El parque móvil se rejuvenecía rápidamente auspiciado por la bonanza económica, pero todavía era muy antiguo un alto porcentaje de los automóviles que rodaban por unas carreteras en las que también circulaban con excesiva frecuencia vehículos de tracción animal, como carros y caballerías (en el año 1959 había censados en España un millón de carros, cifra superior a la de los vehículos automóviles).


Un país que despertaba del largo letargo de su posguerra tampoco estaba preparado para que miles de conductores noveles e inexpertos con sus utilitarios recién adquiridos se lanzasen a las carreteras, lo que unido a los problemas y deficiencias anteriormente descritos ofrecía un panorama desolador en cuanto a los accidentes y víctimas del tráfico (1678 muertos en 1959 para un parque de apenas 900.000 vehículos automóviles), cifras unas y otras que irían incrementándose progresivamente en la década de los 60. Esta realidad incontestable fue la que motivó, entre otras actuaciones técnicas, la necesidad de la creación de un cuerpo específico como la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.



El nacimiento de esta moderna policía de carretera fue ampliamente divulgado y promocionado de manera entusiasta por todos los medios de comunicación de la época, tanto gubernamentales como privados, pues de hecho se trataba de un acontecimiento de importancia capital que venía a abundar en la imparable modernización y desarrollo del país. En 1961 se realizó el completo reportaje cinematográfico en color que motiva esta nueva entrada del blog, y del que hemos obtenido la mayor parte de los fotogramas ilustrativos. Un documento audiovisual de un valor incalculable porque, entre otras cosas, nos permite observar con gran detalle y en movimiento los vehículos, carreteras y otros elementos asociados de la España de hace más de medio siglo. También nos muestra la filosofía original y predominante de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y de las autoridades competentes en la materia, una filosofía más orientada a la prevención y socorro de las víctimas de la carretera que a la mera instrucción punitiva y recaudatoria de las infracciones, como lamentablemente sucede en la actualidad, aunque habrá quienes discrepen de esta interpretación.

Dicho documento audiovisual, hoy propiedad de la Filmoteca Española y titulado Hombres del Tráfico (incluimos la inserción del video en Youtube al final del post), resulta especialmente curioso, además, por el desvaído color de las imágenes como consecuencia de la transformación de la película original (seguramente en tecnicolor) al formato digital contemporáneo, hasta el punto de que en algunas escenas predomina el blanco y negro y otras parece que han sido coloreadas con posterioridad. En los siguientes fotogramas que hemos seleccionado, y que comentaremos brevemente, pueden apreciarse estos detalles cromáticos tan peculiares.

La famosa gasolinera de Puerta de Hierro (Madrid), lamentablemente desaparecida hace muchos años, en la intersección de las carreteras de La Coruña y El Pardo.

Un transporte de siete unidades de Seat 1400 por las calles de Barcelona.


Infortunados Seiscientos involucrados en accidentes de tráfico.

Estampa típica de la España de la época, con el cartel de carreteras, el guardia civil de tráfico, el hito kilométrico de piedra y el paisano montado en el burro.

Un haiga con problemas en la carretera. La Guardia Civil de Tráfico se apresta a socorrerle.

Los pasos ferroviarios a nivel, con barreras o sin ellas, eran uno de los elementos más comunes y peligrosos de las carreteras españolas hace medio siglo.

Aspecto del tráfico en una carretera bajo la atenta vigilancia del motorista de la Benemérita con su Sanglas reglamentaria.


Los hombres de Tráfico en acción.


VER DOCUMENTAL HOMBRES DEL TRÁFICO (1961):



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