Un trabajo de Tarik Bermejo
Entraba el siglo XX y con él aparecieron los primeros vehículos a motor de cuatro ruedas. Si en 1900 tan sólo fueron matriculados tres vehículos, en 1910 ya rondaban los 4000, y en 1920 casi alcanzaban los 32 000.
FIGURA 1: en un intento por prescindir de los animales, Nicolas Joseph Cugnot diseñó un vehículo con fines militares que fue capaz de recorrer un kilómetro, aunque su objetivo era recorrer ocho kilómetros, utilizando una caldera de vapor.
No obstante el aún incipiente parque automovilístico no es tenido en cuenta y las carreteras que siguen construyéndose tienen las mismas características que las del siglo XIX. El Plan de Carreteras de 1877, a pesar de que en la práctica había perdido toda validez, siguió vigente hasta que la Ley de 29 de junio de 1911 lo suprimió. Hasta el Real Decreto de 5 de agosto de 1914 no se aprobó el Plan General de Carreteras Generales del Estado (a la postre sería el Cuarto Plan de nuestra historia); a partir de ese momento el estudio, construcción y conservación corre a cargo de las consignaciones presupuestarias del Ministerio de Fomento. Este plan estaría vigente hasta 1939; en él se hacía una relación de las carreteras existentes, que se cifraban en unos 46 000 kilómetros, junto a unos 29 000 que debían construirse o estaban en ejecución.
Los efectos de la Primera Guerra Mundial tuvieron su repercusión en España. Si bien durante la contienda nuestro país tuvo un gran crecimiento gracias a la política de neutralidad, al final de la guerra la escasez de materias primas provocó un alza general de los precios, y las inversiones en carreteras tuvieron un mínimo de 9,5 millones de pesetas en 1918. Otro de los efectos de la gran inflación, y en este caso benefició a la carretera, fue la elevación de los costes productivos, lo que trajo consigo la crisis ferroviaria. En efecto, la elevación de los precios del combustible, carbón principalmente, así como de los componentes del material rodante provocaron enormes déficits en la explotación de algunas líneas de ferrocarril, que no se compensaron con las subidas de tarifas. Además en esos años se introducen los primeros derechos de los trabajadores: subida de sueldos, aparición de festivos, horas máximas de trabajo, etc.; hechos que, sumados, empezaron a desinflar el monopolio de los ferrocarriles en materia de transportes.