miércoles, 10 de abril de 2013

LAS VIDAS ROTAS DE LA CARRETERA. (II) Accidentes de tráfico en España. Año 1930



En la entrega anterior de esta serie dedicada a los atropellos y accidentes de circulación ocurridos en España desde los orígenes de la automoción, ya pudimos comprobar la animadversión y rechazo que provocaban los automóviles en amplios sectores de la población, las imprudencias que cometían en su manejo buena parte de sus bisoños conductores -ya fueran propietarios o chóferes a sueldo-, y las temeridades frecuentes de muchos peatones irresponsables que se cruzaban en su camino, siempre en permanente y peligrosa disputa de la calzada con los vehículos de tracción animal, bicicletas y tranvías, en una lucha sin cuartel de todos contra todos, favorecida por el incipiente e incompleto Código de la Circulación, mal conocido y peor respetado, y la escasa, por no decir ausente cultura y civismo en materia de seguridad vial de la que hacían gala unos y otros con la consiguiente proliferación de siniestros de tránsito, muchos de ellos resueltos con fatales consecuencias. Estábamos en la década de los años veinte del pasado siglo y el invento de los vehículos de tracción mecánica con motor de explosión le venía demasiado grande a nuestro atrasado país, casi tan grande como cualquier otro elemento que significase progreso y modernidad. Y no era sólo una cuestión de infraestructuras, inexistentes o muy precarias todas ellas, sino también, y sobre todo, un problema de mentalidad social y de adaptación a los rápidos e ineludibles avances que se venían produciendo desde la llegada del siglo XX.

En los años treinta, de los que nos vamos a ocupar en ésta y en sucesivas entregas, la situación habría de cambiar muy significativamente hasta el estallido de la guerra civil, en 1936. Como ya venía sucediendo en todos los países occidentales y de manera especialmente representativa en los Estados Unidos de América (por cuyas carreteras ya circulaban en 1935 casi 28 millones de vehículos), en España los automóviles acabarían también por expandirse y colonizar un territorio que hasta pocos años antes había sido patrimonio exclusivo de carros, carretas, tartanas, diligencias, galeras y otros primitivos vehículos de transporte de los denominados de tracción de sangre, o lo que es lo mismo, tirados por caballerías o ganado vacuno.

El fenómeno de la automoción no sólo empezaba a resultar imparable en España (cuyo parque móvil en 1935, con 168.000 vehículos automóviles, ocupaba la duodécima posición mundial, por detrás de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Canadá, Alemania, Australia, Italia, Argentina, Sudáfrica, Rusia y Nueva Zelanda), con decenas de miles de matriculaciones anuales durante este decenio, en el cual las provincias de Madrid y Barcelona alcanzarían cada una de ellas su matrícula 50.000, sino que además empezaba a ser aceptado socialmente y a consolidarse sin estridencias como un ingrediente más de la vida cotidiana del país.

 
Las principales ciudades empezaron a implantar los semáforos en sus calles, las señales de tráfico y los guardias o agentes de circulación. Proliferaron los concesionarios de las marcas automovilísticas más importantes del mundo, las compañías de seguros, gestorías, talleres, gasolineras, estaciones de servicio y líneas regulares de autobuses y empresas de transporte de mercancías entre los principales puntos geográficos del país, si bien el ferrocarril seguía ostentando la primacía, por volúmen de carga y de viajeros, en este sector estratégico. En el ámbito urbano, autobuses municipales y taxis completaban la oferta pública de transporte junto a sus predecesores ferroviarios, el tranvía y el metro, este último únicamente en Madrid, por entonces. Ambulancias, coches de bomberos y furgones funerarios se hicieron habituales en las calles españolas al tiempo que se dotaba ampliamente de medios automóviles también a los servicios de Correos, Cuerpo Diplomático, policía y a otros organismos oficiales del Estado. En el medio rural aparecía tímidamente la maquinaria agrícola, y los primeros tractores y segadoras ya hollaban los campos de los grandes latifundios. En carreteras y caminos la maquinaria de obras públicas se abría paso junto a las carretillas y las bateadoras manuales de los peones camineros.

Sería la propia II República la que crearía en esa década la red de Paradores de Turismo y fomentaría, asimismo, otros establecimientos hosteleros de carretera, haciéndose eco de las crecientes demandas turísticas planteadas por asociaciones de automovilistas y otros colectivos afines que veían en España un gran porvenir en esta actividad, después de las notables mejoras realizadas en las rutas principales por el Circuito Nacional de Firmes Especiales (C.N.F.E.). La realidad social del país reflejaba una mayoría de la población proletaria y empobrecida, cuando no paupérrima, preferentemente en el medio rural, que a duras penas podía hacer frente a la supervivencia diaria y desde luego carecía de la posibilidad de adquirir un automóvil ni de hacer turismo de ningún tipo, pero sin embargo las clases pasivas acomodadas ya habían abrazado con fervor el automovilismo y disponían de suficiente ocio y dinero como para poder lanzarse a las carreteras españolas con entera libertad a descubrir los secretos de una geografía verdaderamente desconocida hasta entonces. Habría que esperar tres décadas más, hasta los años 60, para que se popularizase el automóvil en España, pero entretanto este medio de locomoción ya había conseguido cambiar buena parte de la fisonomía territorial de esta vieja nación y de algún modo empezaba a influir también en su ancestral mentalidad sedentaria.


  
Automóviles, carreteras y servicios relacionados habían mejorado significativamente en poco más de veinte años, pero también el parque móvil se había incrementado en consecuencia y los vehículos seguían causando estragos en esas carreteras y en las calles de pueblos y ciudades, con centenares o acaso miles de víctimas de atropellos y accidentes de circulación. Como en la entrega anterior, repasaremos en ésta y en las siguientes la hemeroteca del diario ABC para hacernos eco de estos luctuosos sucesos que merecían incluso sección propia en las páginas del periódico bajo el título de Accidentes y atropellos de automóviles. Y como quiera que la información encontrada es tan voluminosa e interesante en matices en este decenio, nos veremos obligados a fragmentarla casi con carácter anual, cuando sea necesario, para no redactar entradas excesivamente extensas, de modo que en la presente nos ocuparemos en exclusiva del año 1930.

Y así, el 2 de Enero de dicho año leemos que un camión militar atropelló en la glorieta de Embajadores de Madrid a un hombre de sesenta años, que resultaría con heridas graves. En el kilómetro 11 de la carretera de Madrid a La Coruña, el automóvil matrícula M-30702, ocupado por dos personas que resultaron heridas, chocó contra un árbol, siendo asistidas aquéllas en la clínica de Las Rozas. Días más tarde de ser atropellado gravemente en la Puerta del Sol de Madrid, un hombre fallece en su domicilio. Pero también los ciclistas hacían de las suyas, y uno de ellos, que se dio a la fuga, arrolló a un niño de cuatro años causándole lesiones de pronóstico reservado. En el Paseo de la Independencia de Zaragoza, una niña de seis años murió atropellada por un automóvil, y en Valencia, en el Paseo de la Pechina, otro automóvil, al intentar adelantar a una camioneta, chocó con la misma, quedando ambos vehículos destrozados y produciéndose varios heridos en el siniestro. También en Valencia, en este caso en Catarroja, al separarse un momento de la puerta de su domicilio, otra niña de seis años fue arrollada por el autobús de línea de Valencia a Gandía, que la mató en el acto. Al parecer, la velocidad del autobús era excesiva, lo que provocó la ira de los testigos presenciales del accidente, quienes quisieron linchar al conductor, cosa que pudieron evitar un teniente de la Guardia civil y un compañero del chófer. En Sevilla se producen varios accidentes en las últimas horas del 31 de Diciembre de 1929, que son reflejados el 2 de Enero de 1930 en el periódico. Un tranvía y un carro son los protagonistas de los dos primeros, causando heridas gravísimas a un niño de siete años y diferentes lesiones de pronóstico reservado a otras personas. Sin salir de esta misma ciudad, un hombre fue atropellado esa noche por un automóvil, que le causó heridas graves, al tiempo que otro atropelló a un niño también de siete años, provocándole igualmente heridas graves. También grave un carretero al que las ruedas del carro que guiaba le pasaron sobre el vientre y el muslo izquierdo. En la carretera de Alcalá de Guadaira, en las proximidades de Sevilla, chocaron un automóvil y una camioneta, hiriendo de gravedad a dos personas, una de ellas guardia civil.

El 15 de Enero de 1930 chocan los automóviles M-36289 y M-35583 en la calle del Príncipe de Madrid, resultando con heridas de pronóstico reservado una mujer. También con pronóstico reservado un hombre de treinta años al ser atropellado en Madrid por la camioneta M-31162, y en la Glorieta de Bilbao de la misma ciudad otro atropello a una mujer, con heridas de pronóstico reservado, causadas por el vehículo M-23245. En Bilbao muere atropellado por un auto un muchacho de catorce años, y en La Roda (Albacete) vuelca un automóvil, resultando heridas graves y menos graves varias personas.

  
 El 3 de Mayo dos tranvías ocasionan sendos atropellos en Madrid, causando algunos heridos de diverso pronóstico, al tiempo que un automóvil mata a dos toros, según un titular de cuya noticia no se encuentra información posterior, pese a lo extraño de la misma. El 15 de Mayo, un muchacho de dieciocho años resulta atropellado en la Puerta del Sol por el automóvil BI-2142, que le produce lesiones de importancia, y la camioneta M-21653 ocasiona lesiones de pronóstico reservado a un hombre, mismo pronóstico para un niño de seis años atropellado por otra camioneta matrícula M-32258 en distinto accidente.

El 19 de Agosto el vuelco de un autobús de la empresa La Alcoyana que cubría la línea Alcoy-Cocentaina (Alicante) provoca veintidós heridos, algunos de ellos graves. En Madrid se producen varios accidentes de tranvía graves, al caer de sus plataformas y estribos algunos viajeros. Un automóvil se da a la fuga en la calle de Goya después de atropellar y provocar heridas de pronóstico reservado a un hombre de cuarenta años. Otro hombre de cincuenta y cinco años de edad resulta herido grave al ser atropellado en el paseo de la Virgen del Puerto por el vehículo M-16898. Y volvemos a Alcoy, Avenida de Canalejas, en donde un automóvil causa dos atropellos al intentar infructuosamente evitar el primero, matando a un hombre de treinta y seis años e hiriendo de gravedad a una anciana. En San Sebastián, kilómetro 22 de la carretera de la costa (sic), al tomar una curva muy pronunciada por la izquierda, la motocicleta M-7724 chocó con el automóvil SS-5664, resultando el motorista con heridas gravísimas. En Zaragoza otro motorista resulta gravemente herido al resultar atrapado entre dos autos, mientras que a la salida de Jijona (Alicante), la señorita C.P., sobrina del exgobernador militar de esta provincia, perdió la vida al salir despedida del coche en el que viajaba, que le pasó por encima después de frenar violentamente y dar una vuelta de campana en una curva pronunciada, produciéndose además otros dos heridos de importancia. En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el vuelco de un automóvil en una curva ocasiona tres heridos de pronóstico grave, leve y reservado, y en Almería, concretamente en Chirivel (Chiricel en el original), kilómetro 126 de la carretera de Murcia a Granada, se estrellaron dos motocicletas conducidas respectivamente por un hombre y su hijo, vecinos de Baza, resultando muertos ambos y siendo este accidente el segundo ocurrido en el mismo lugar en pocos días. En Jerez de la Frontera, carretera de Sevilla, el reventón del neumático de un automóvil y su choque posterior contra un árbol ocasionan una niña herida gravísima y varias personas más con pronóstico reservado. Y en Teruel fallece un anciano al ser arrastrado por la mula que guiaba, espantada al paso de un automóvil.

El 23 de Septiembre una niña de nueve años resulta herida de pronóstico reservado en Madrid al ser atropellada por una bicicleta, mismo pronóstico para un hombre de veintidós atropellado por el coche M-20498 en la calle de Ferraz, y heridas graves para otro niño de nueve años atropellado en la calle Bravo Murillo por el M-36591. En la provincia de Segovia se producen tres accidentes ese mismo día. Una camioneta cargada de fruta vuelca por la rotura de una rueda en la carretera de Madrid a La Coruña resultando heridas de gravedad dos personas; en el km. 126 de la carretera de Madrid a Francia un automóvil de matrícula francesa choca contra un árbol resultando herida de consideración una mujer; en San Rafael una motocicleta choca contra un automóvil detenido en la carretera, sufriendo heridas graves una persona. En Avila, carretera de Villacastín a Vigo, km.110, choca contra un árbol el automóvil CA-2747, resultando una mujer herida de gravedad. En Castellón, carretera de Benicasim, un hombre sufre graves fracturas al ser atropellado por un vehículo con matrícula de Barcelona, y en los alrededores de Alcira (Valencia), el choque entre un automóvil y una camioneta deja herido a un hombre. En Almería, una camioneta cargada con barriles choca contra un árbol saliente de la carretera (sic), dejando un herido gravísimo.




El 30 de Septiembre, un taxi matrícula M-3655 atropella en la calle Goya de Madrid a una mujer de sesenta y tres años, hiriéndola de gravedad. El conductor fue detenido y puesto a disposición del juez de guardia. En Valdemoro, un automóvil que circulaba a gran velocidad y con los faros apagados, siendo de noche, atropelló a un matrimonio, dándose a la fuga. El hombre resultó con heridas graves y su esposa leve. La policía buscaba al conductor fugado. Un hombre de veinticuatro años sufrió heridas de pronóstico reservado al ser atropellado por el M-12814 en el Paseo de Recoletos, y el M-38273 atropelló en la calle de Galileo a un niño de ocho años, causándole igualmente lesiones de pronóstico reservado. Otro hombre de cuarenta y cuatro años murió en la calle Sagasta aplastado por las ruedas del carro que guiaba al espantarse la mula después de chocar contra un automóvil que se dio a la fuga.

Como vamos viendo, los conductores que se daban a la fuga después de verse involucrados en un siniestro eran muy numerosos en aquella época. Las razones son diversas, y entre ellas podemos suponer las siguientes: muchos conductores no estaban en posesión del carnet de conducir o sus propios vehículos presentaban alguna irregularidad técnica y/o administrativa, lo que hacía que circulasen ilegalmente; la propia identificación exterior de los vehículos era muy deficiente, con placas de matrícula de reducido tamaño, a menudo con los caracteres pintados a mano y poco legibles o visibles, sobre todo de noche, y eso sin contar con que bastantes circulaban con placas falsas o bien carecían por completo de ellas; la inexistencia de un cuerpo de policía de carreteras específico dotado de medios de investigación adecuados para localizar a los conductores fugados, lo que en la práctica suponía la impunidad absoluta de éstos en la mayoría de las ocasiones. Y por descontado, tanto ciclos como vehículos de tracción animal carecían por lo general de placas o distintivos que pudieran identificarlos, con lo cual circulaban en el más absoluto anonimato aún formando parte importante del parque móvil español en aquellos años. 

En no pocos artículos de opinión en la prensa de la época, como veremos en posteriores entregas, ya se hablaba de todas estas irregularidades y de otras muchas relacionadas con la circulación, y en general se hacía hincapié en la falta de medios humanos (policía de carreteras) para controlar todos los desmanes que se producían en las mismas, sobre todo el exceso de velocidad, el muy deficiente alumbrado de los automóviles y el escaso celo en el cuidado y mantenimiento de otros de sus elementos mecánicos, como los neumáticos y los frenos. Y tampoco se pasaba por alto el estado de las propias carreteras, que si bien habían sido objeto de importantes mejoras e inversiones públicas (al menos las principales, incluidas en los planes del C.N.F.E.), seguían siendo en extremo peligrosas y estaban mal señalizadas y conservadas. Uno de los elementos que mayor número de víctimas se cobraba, como también estamos viendo, eran los árboles existentes en las cunetas de las carreteras, cuya presencia, contrariamente a lo que podríamos pensar ahora, no era simplemente natural y espontánea, sino que respondía a una intención funcional en la propia carretera, al delimitar física y visualmente su trazado y servir de referencia orientativa, lo que explica porqué en los troncos de los árboles se pintaban bandas blancas situadas a una altura determinada, aunque cabe pensar que la pintura no era reflectante y por lo tanto por la noche no cumplían ninguna función orientativa ni de seguridad. ¿Cuántos españoles se mataron entonces (y durante muchos años después de finalizada la guerra civil) al estrellarse sus vehículos contra los árboles de las cunetas? Imposible saberlo, a falta de estadísticas fiables conocidas.

 
Seguimos en el día 30 de Septiembre de 1930. En Jerez de la Frontera, una camión cargado de paja vuelca en la carretera de Cádiz, con el resultado de un muerto y de un herido grave. Y en Alicante, frente al garaje Postiguet, un percance estúpido y evitable, al incendiarse un camión que estaba repostando combustible cuando los operarios de la gasolinera encendieron unos cigarrillos imprudentemente. No hubo víctimas, pero el camión quedó destruido. En Valencia, carretera de Liria, un autobús de línea volcó al perder la dirección, resultando tres heridos graves, uno de los cuales ofrecía pocas esperanzas de vida. En el km. 8 de la carretera a Piedrabuena (Ciudad Real), volcó una camioneta en el puente sobre el río Alarcos y sufrieron heridas graves y leves varias personas. En San Sebastián, un autobús que llevaba a la fábrica de tabaco a veintiocho cigarreras chocó contra un camión, siendo heridas tres personas. En la carretera de Zamora a Salamanca un camión que transportaba abonos minerales dio una vuelta de campana, fracturándose la pierna y el brazo derecho el mozo de carga, y en Vitoria un ciclista fue arrollado por un automóvil, cuyos ocupantes arrastraron el cuerpo de la víctima hasta la cuneta, en donde lo dejaron abandonado antes de huir, encontrándose el cadáver a la mañana siguiente, sin que se pudiera determinar si había fallecido como consecuencia del atropello o en las horas posteriores.

El 1 de Octubre, en el Paseo de la Florida de Madrid, dos personas resultan con heridas leves al chocar la camioneta M-35911 contra el automóvil M-7296. Un hombre de sesenta y cinco años sufre lesiones de pronóstico reservado al caerse de un travía en marcha, mientras que en Valencia, carretera de Silla, una mujer de diecinueve años muere en el acto al ser atropellada por un tranvía, siendo detenido su conductor. En Montilla (Córdoba), chocaron violentamente un automóvil y un camión, con varios heridos, alguno de ellos grave, y en Jaén, carretera de Madrid a Cádiz, una camioneta chocó contra un árbol resultando ileso su conductor. Diversas heridas sufridas por un ciclista en Teruel al ser atropellado por un automóvil, y en la carretera de Ecija a Sevilla otro vehículo se sale en una curva por una distracción sufriendo heridas graves una mujer. Tres ocupantes de una motocicleta con sidecar heridos graves al volcar en la carretera de Andújar a Villanueva (Jaén). En estado crítico un motorista y con heridas graves un niño de trece años al estrellarse la motocicleta en la que viajaban ambos contra un carro en la carretera de Alcalá de Guadaira a Sevilla.

El 3 de Octubre muere un hombre de veinticinco años de edad en el camino de las Ventas, Madrid, al ser arrollado por la camioneta M-38833, y con heridas de pronóstico reservado resulta un hombre al volcar un carro en la carretera de Chamartín. Un niño de trece años sufre lesiones de pronóstico reservado al bajar de un tranvía en marcha en la calle de la Princesa. Un hombre de cincuenta y tres años muere aplastado por las ruedas de un carro de una lechería, que le pasaron por encima cuando cayó al suelo. En Valencia un hombre sufre heridas graves al ser atropellado por un auto, y el cobrador de un autobús de línea de la empresa La Requenense sufrió también graves lesiones en la cabeza al salir despedido del vehículo como consecuencia de un brusco viraje. En el km. 82 de la carretera de León a Cacabelos, al tomar mal una curva se despeña un automóvil desde una altura de 35 metros, cayendo sobre unos árboles, lo que milagrosamente hizo que todos los ocupantes resultasen ilesos. En Santander, el accidente de un autobús de línea causa un muerto y varios heridos de gravedad. En el km.189 de la carretera de Vilches a Almería, una camioneta con matrícula de Jaén se sale en una curva precipitándose por un terraplén y chocando contra una higuera que arrancó de cuajo, sufriendo heridas graves los cuatro ocupantes. En la localidad palentina de Perales, un automóvil atropella a una niña, causándole heridas leves, pero provocando la ira de los vecinos, que deciden cerrar al tráfico las calles del pueblo y apedrean posteriormente el autobús de línea de Palencia a Carrión de Saldaña, causando diversos heridos, y dos mujeres mueren y se producen varios heridos en un vuelco de otro autobús de la línea Santiago-Coruña. 

  
El 4 de Octubre, en la calle Francos Rodríguez de Madrid, el automóvil M-27426 atropelló a un niño de cuatro años, hiriéndole de gravedad, quedando detenido el conductor, y en Sevilla un ciclista de veinticinco años fue arrollado por un vehículo que le ocasionó graves heridas. En Jaén, carretera a Torredonjimeno, un hombre muere a consecuencia del vuelco de la camioneta en la que viajaba, y En Bilbao, una niña de dos años fallece atropellada en la carretera de Orozco.

El 10 de Octubre, en Madrid, carretera de Aragón, un automóvil choca contra un carro y se da a la fuga dejando malherido al carretero, y en Paseo del Prado, otro automóvil fugado hiere de pronóstico reservado a un niño de once años. En el km.3 de la carretera de Madrid a Colmenar Viejo, el automóvil M-21435, propiedad de la Compañía Telefónica, choca con la motocicleta M-29603, causando heridas graves al motorista. Un teniente de la Guardia civil sufre contusiones y conmoción cerebral al caerse de un tranvía en marcha en San Sebastián, mientras que en Almería, en la carretera de Vilches, vuelca una camioneta cargada de uva, fracturándose la columna vertebral un hombre y sufriendo diversas contusiones otro. En la provincia de Valencia, carretera a Casas Ibáñez (Albacete), el camión M-39686 atropella a un hombre de treinta y cuatro años, causándole graves fracturas.

El 19 de Noviembre, tres accidentes en Granada. El automóvil GR-2399 causa heridas de pronóstico reservado a un niño, siendo detenido el autor del atropello. En la carretera de Loja, término de Salar, chocan una camioneta y un automóvil, sufriendo la amputación de un brazo uno de los heridos. En la carretera de Caniles una camioneta salta sobre un bache, cayendo al suelo varios obreros que viajaban en ella, siendo uno de ellos gravemente herido. Y en Almería, en el km.4 de la carretera a Murcia volcó una camioneta y cayó por un terraplén, con el resultado de cuatro heridos. El 25 de Noviembre dos atropellos en Sevilla, uno por un automóvil de no sabemos cuántos caballos, y otro por un caballo no automovilista (sic).

El 30 de Noviembre un niño de ocho años muere en el Paseo de las Delicias de Madrid al ser atropellado por la camioneta M-39076, y en la carretera de Aragón fueron igualmente atropelladas dos hermanas, resultando heridas de diversa gravedad y dándose a la fuga el vehículo implicado. En Ferrol un hombre cae a un río después de ser arrollado por un vehículo, siendo rescatado del agua con graves lesiones. En Sevilla, carretera de Morón, el auto SE-12185 sufrió un vuelco a causa del cual se hirió en una pierna su conductor. Dos hermanas heridas de consideración en las proximidades de Cornellá (Barcelona), al volcar el vehículo en el que viajaban. En Lérida, un autobús de línea chocó contra un automóvil con matrícula de Valencia que pretendía adelantarle, y que se salió de la carretera destrozando dos árboles, sin que hubiera que lamentar víctimas. En Melilla, a causa del mal estado de las carreteras por culpa de las lluvias, volcó una camioneta militar del cuerpo de Ingenieros, resultando un soldado muerto y ocho heridos.

El 2 de Diciembre, cerca de Guadasuar (Valencia), volcó un automóvil en el que viajaban varios vecinos de Oliva, resultando muerto un hombre y sufriendo graves heridas una joven. Y terminamos tan extensa como luctuosa crónica del año 1930 con un sorprendente atropello, sucedido ese mismo día en Madrid, que reproducimos textualmente:  

En la carretera de Extremadura una camioneta militar que iba a gran velocidad y que se dió a la fuga atropelló a la pareja de la Guardia civil de servicio perteneciente al 14 Tercio, que formaban J.C.G. y C.P.B. El chófer, para huir sin duda, hizo un viraje y arrolló a un motorista, cuyo nombre y filiación se desconocen. Los dos guardias fueron trasladados a una Casa de Socorro, donde se les prestó asistencia. J.C.G. se halla en gravísimo estado, y su compañero C.P.B., grave. La Benemérita ha comenzado a practicar gestiones para averiguar qué camioneta fué la causante de este accidente, y, según nuestras impresiones, se espera que de un momento a otro pueda determinarse quién la conducía