A medida que vamos avanzando en las tareas de recopilación de material gráfico para el documental sobre la antigua N-III, vamos teniendo la sensación creciente de que a cada cosa descubierta le siguen aún más cosas nuevas por descubrir. Y el problema es que las vamos descubriendo, casi siempre después de un estudio minucioso de la cartografía existente de los siglos XIX y XX y de los recursos interactivos y digitales del XXI disponibles en la red, Google Earth, por ejemplo, la mejor herramienta posible para hacer este trabajo de descubrimiento y localización geográficos. Y digo problema, porque con cada nuevo descubrimiento hecho sobre el mapa o revelado por voluntariosos colaboradores desconocidos a través de internet, nos vemos obligados a salir a la carretera a visitar los lugares descubiertos y a dejar constancia visual de ellos a través del video y de las fotografías. Esto tiene la ventaja de que aporta diversidad y exhaustividad al proyecto, y el inconveniente de que lo dispersa y demora su finalización. Pero no sólo eso. También puede suceder que alguno de esos lugares sea de difícil o de casi imposible acceso, lo que los convierte en territorios peligrosos e inhóspitos. A la hora de contar la historia de lo que fue y de lo que existe todavía de la primitiva nacional III, probablemente no sería estrictamente necesario adentrarse en esos terrenos complicados para cumplir con los objetivos informativos y divulgativos del documental, ya sobradamente representados con otros lugares más conocidos, accesibles y en algunos casos aún transitables y transitados. Sin embargo, la intención de reflejar estos lugares o parajes a veces tan insólitos como exóticos viene a formar parte importante de la razón de ser de este proyecto desde un punto de vista estético y sentimental, si se le puede denominar así. Y es que una antigua carretera en decadencia o en franco desuso termina por convertirse en algo más, en mucho más, que en una simple carretera vieja condenada al olvido. Termina por convertirse, nada más y nada menos, en un símbolo vivo y representativo de los diversos matices del pasado reciente de un país, es decir, de su historia contemporánea. Siempre y cuando haya alguien dispuesto a constatarlo, por supuesto. Y es eso precisamente lo que estamos tratando de hacer nosotros.
El pasado 29 de Marzo visitamos por fin uno de esos tramos abandonados de la N-III a los que yo tenía echado el ojo desde hacía tiempo (anteriormente hemos visitado otros de los que ya hemos dejado sobrada constancia). No daré su ubicación ni referencia alguna explícita sobre el mismo, para evitar la tentación de que mucha gente pueda acercarse hasta él y alterar un entorno natural e histórico que debe conservarse como hasta ahora y seguir su proceso natural de degradación sin interferencias humanas. Además, su acceso es algo complicado y peligroso, con lo cual evitamos de paso que alguien se arriesgue innecesariamente. Aquellos curiosos y muy interesados que deseen encontrarlo sabrán como hacerlo después de leer y ver las fotografías de este reportaje. Este es un trabajo pionero que tenemos que llevar a cabo sólo los buscadores de carreteras abandonadas. Unicamente diré que el tramo en cuestión tiene unos 700 metros de longitud, y aunque nace y muere en ella, apenas es visible desde la autovía.
Para la ocasión, conté esta vez con la compañía de mi amigo Gustavo, que no había participado aún en este proyecto, y su colaboración fue fundamental y decisiva cuando las cosas se pusieron complicadas. Con un calor abrasador y excesivo para los primeros días de la primavera, nos pusimos en marcha a bordo de nuestras motos, que tal y como yo me temía, no eran las máquinas más idóneas para transitar por los caminos y trochas agrestes que llevaban hasta el tramo abandonado. Mis peores presagios, además, se cumplieron, y mientras recorríamos un camino alternativo de regreso con la esperanza de que fuese más transitable que el de la ida, sufrí una leve caída con la moto, afortunadamente sin consecuencias. Tuvimos que dar la vuelta y retomar el camino original con grandes dificultades a través de un terreno escarpado lleno de roderas, arena y rocas sueltas, lo que nos llevó mucho tiempo y no pocos sudores. Pero nuestros esfuerzos y los riesgos afrontados merecieron sobradamente la pena una vez conseguido el material que necesitábamos.
El pasado 29 de Marzo visitamos por fin uno de esos tramos abandonados de la N-III a los que yo tenía echado el ojo desde hacía tiempo (anteriormente hemos visitado otros de los que ya hemos dejado sobrada constancia). No daré su ubicación ni referencia alguna explícita sobre el mismo, para evitar la tentación de que mucha gente pueda acercarse hasta él y alterar un entorno natural e histórico que debe conservarse como hasta ahora y seguir su proceso natural de degradación sin interferencias humanas. Además, su acceso es algo complicado y peligroso, con lo cual evitamos de paso que alguien se arriesgue innecesariamente. Aquellos curiosos y muy interesados que deseen encontrarlo sabrán como hacerlo después de leer y ver las fotografías de este reportaje. Este es un trabajo pionero que tenemos que llevar a cabo sólo los buscadores de carreteras abandonadas. Unicamente diré que el tramo en cuestión tiene unos 700 metros de longitud, y aunque nace y muere en ella, apenas es visible desde la autovía.
Para la ocasión, conté esta vez con la compañía de mi amigo Gustavo, que no había participado aún en este proyecto, y su colaboración fue fundamental y decisiva cuando las cosas se pusieron complicadas. Con un calor abrasador y excesivo para los primeros días de la primavera, nos pusimos en marcha a bordo de nuestras motos, que tal y como yo me temía, no eran las máquinas más idóneas para transitar por los caminos y trochas agrestes que llevaban hasta el tramo abandonado. Mis peores presagios, además, se cumplieron, y mientras recorríamos un camino alternativo de regreso con la esperanza de que fuese más transitable que el de la ida, sufrí una leve caída con la moto, afortunadamente sin consecuencias. Tuvimos que dar la vuelta y retomar el camino original con grandes dificultades a través de un terreno escarpado lleno de roderas, arena y rocas sueltas, lo que nos llevó mucho tiempo y no pocos sudores. Pero nuestros esfuerzos y los riesgos afrontados merecieron sobradamente la pena una vez conseguido el material que necesitábamos.
Origen y final del tramo abandonado |
Una de las curvas cerradas del antiguo trazado |
Gustavo, un excelente compañero de fatigas recién incorporado al proyecto Trabajando en la carretera bajo un sol abrasador |
Para que no faltase de nada el tramo tenía su propio mojón kilométrico |
Hola:
ResponderEliminarÁnimo con el trabajo, interesante el hito solitario. Debió abandonarse con la construcción de la autovía, porque tiene toda la pinta de una sección REDIA. Un kilómetro más atrás hay un tramo que por la foto aérea parece que fue abandonado antes ¿lo tenéis controlado? Como poco tiene un par de tajeas y un trazado bastante curioso, además de un topónimo revelador... Aunque como comentas, esto es una tarea que no para de crecer, y estos tramos no parecen muy accesibles.
Un saludo.
Gracias, JM. El tramo en cuestión yo creo que se abandonó antes de la construcción de la autovía, pero es difícil precisar ese dato. Y si te fijas en los mapas tiene continuidad en otro pequeño tramo al otro lado de la autovía. También trataremos de visitarlo. El otro tramo que me comentas acabo de verlo ahora mismo, no lo tenía todavía controlado, pues estaba precisamente investigando por esa zona, en donde hay bastantes cosas interesantes. El tramo que me dices, aunque no veo el topónimo en los mapas, tiene cerca de 1 km. y resulta tan sugerente como difícil llegar hasta él. Desde el aire se aprecia que tiene bastante vegetación, luego debe llevar abandonado muchísimo tiempo. Me estoy planteando alquilar un pequeño todoterreno durante un día y acercarnos a fotografiarlo y filmarlo con todo detalle.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo decía por lo de "cuesta de la Marquesa" que aparece en el 1.50.000 ;-). Ese tramo tiene pinta de haberse abandonado en los 50 ¿Plan de modernización? o en los 60 (REDIA), por lo que se ve desde el street view. Me suena haberlo visto desde la Autovía mirando de reojo mientras conduzco (tengo esa rara costumbre ;-)), pero hace tiempo y no lo tengo claro. Yo con el coche accedo a muchos sitios, despacito y con cuidado, y eso si, siempre que no haya barro, que ahí te puedes quedar. La otra opción es hacer un poco de senderismo, je,je,je...
ResponderEliminarÁnimo
Sí, ya he visto el topónimo de "Cuesta de la Marquesa", que por cierto no aparece en los mapas del IGN 1:50.000 hasta la edición de 1975. El tramo tiene que llevar abandonado una eternidad, fácilmente desde los 50, sí, porque no sólo la calzada está completamente cubierta de vegetación ya muy asentada, sino que además la anchura de la carretera se aprecia notablemente disminuida como consecuencia de los avances de la naturaleza. Veremos a ver cómo nos acercamos hasta allí, porque ya el mero hecho de buscar los caminos que conducen hasta el tramo supone un laborioso trabajo de investigación. Lo del senderismo está bien, pero como lo que estamos haciendo es grabar videos de los tramos abandonados en marcha, a bordo de vehículos (hasta ahora sólo motos), y siempre en sentido Valencia para recrear un viaje intemporal desde Madrid por esta nacional, el ir andando le quitaría gracia al asunto, ya que tendríamos que conformarnos sólo con fotografías. Lo estudiaremos.
ResponderEliminarHola Route 1963.
ResponderEliminarSigo visitando vuestro trabajo y me sigue pareciendo muy bueno.
Solo Os hago una crítica constructiva: lo de poner el rotulo cruzado en las fotos, no sé si lo hacéis para protegerlas pero queda realmente MAL. Es mas en cuanto he visto el montaje de rotulo cruzado he dejado de seguir el reportaje ya que se hace realmente incomodo.
Saludos y perdonar la crítica.
Pues sí, pamestas, tienes razón en tu crítica y te la agradezco. La marca de agua cruzada en las fotos queda fatal, pero es una mínima precaución, y generalmente ineficaz, ante la apropiación indebida de imágenes por parte de terceras personas. No obstante, en las fotografías de entradas más recientes ya no utilizo ese sistema, sino que pongo la marca de agua en la parte inferior de la fotografía. Pero para mí el tema más molesto y cabreante es que vayan desapareciendo regularmente las imágenes subidas en las entradas por cuestiones técnicas de Blogspot y su falta de fiabilidad. En esta entrada concreta han desaparecido por lo menos dos, y en otras entradas ha sucedido lo mismo. Te esmeras en hacer un buen reportaje gráfico con texto y a los pocos días ya se ha desbaratado. Un saludo.
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